Comprar y comer en el Mercado de la Llibertat de Barcelona

Los mercados urbanos han ganado popularidad en los últimos años. Asfixiados por el poder de las grandes cadenas de supermercados, estos espacios se han remodelado y reinventado ampliando su variada oferta de productos con irresistibles experiencias gastronómicas. Comer entre puestos de verdura, carne o pescado se ha convertido en una tendencia ‘foodie’ que cada día cuenta con más adeptos en Barcelona.

La confianza que genera la compra presencial de cercanía es uno de los principales motivos que atrae a los vecinos a los mercados de barrio. Desde hace algún tiempo se le ha sumado otro atractivo, la posibilidad de probar in situ los productos frescos que venden los comerciantes. En Gracia, en el centenario Mercado de la Llibertat se pueden degustar tapas tradicionales o platos de pescado del día preparados en el momento.


Acostumbrados a los olores típicos que se mezclan en un mercado, en el de la Llibertat es difícil resistirse a uno que no es tan habitual, el que emana de los fogones del Tast de Joan Noi. En este bar, conocido también como John Boy, no sirven café, ni siquiera hay una cafetera. Aquí los desayunos y almuerzos más populares consisten en una tapa de marisco, vieiras gratinadas con cebolla caramelizada y salsa de queso (3 euros/ración) o un plato de atún fresco con vinagreta de soja y nueces (12 euros). La materia prima proviene de la pescadería del mismo propietario que está situada justo al lado. Por este puesto han pasado cuatro generaciones de pescaderos que empiezan la jornada a las cuatro de la mañana. El espacio de degustación es mucho más reciente, se añadió coincidiendo con la remodelación del mercado en 2009.

A pocos metros se encuentra el bar La Clau, un local que lleva en funcionamiento más de tres décadas y cuyo servicio rebosa simpatía y buen humor. Es el único sitio en el que se puede tomar un café en la barra o en una mesa, si bien lo típico es desayunar una tapa de callos (3,5 euros/ración). Se trata de la especialidad de la casa, que preparan con productos de los puestos contiguos. Venden cuatro kilos diarios y para probarlos, hay que madrugar. Un sábado, a las 11, ya se han agotado.

De camino a la salida, y con la barriga llena, lo que llama la atención son unas coloridas pilas de frutas y verduras de una de las paradas ubicadas frente a la entrada principal. La señora Rosa está pendiente de todo. Fueron sus padres quienes fundaron el puesto Verdures Selectes y ella empezó ayudándoles a la edad de once años. Aunque ha pasado más de medio siglo desde entonces, Rosa transmite vitalidad y pasión por el trabajo que desempeña. Si te ve dudar entre dos productos, te ayudará a elegir y te recomendará cómo cocinarlo para conseguir el máximo sabor. Además de alimentos locales de calidad, el trato afable, la atención personalizada y el consejo de comerciantes con vocación es lo mejor que uno se lleva de un mercado.



Dirección: Plaça de la Llibertat, 27.
Horario: L-V de 8 a 20h y S de 8 a 15h. Domingo cerrado.
Muchas gracias por vuestro artículo. Os invitamos a conocer el resto de los mercados municipales de Barcelona, ya que seguro encontraréis más tesoros foddies de los que podáis imaginar! 🙂
Aceptamos la invitación, ya estamos buscando más tesoros en los mercados de barrio. 🙂