Por Mercedes Sánchez

Cada país tiene calles invadidas de manjares perfectos que se pueden conseguir a bajo precio y que se encuentran expuestos en camiones, tenderetes portátiles o simplemente una mesa improvisada a pie de calle. Hablamos de la comida callejera, esa que reúne

las principales influencias de las diversas culturas del mundo, una verdadera fusión gastronómica que en el lenguaje anglosajón se conoce como street food y que según la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura, reúne cada día cerca de 2.500 millones de personas en el mundo.

Dicen que comemos comida callejera desde que aparecieron los primeros grupos marginados en las diferentes culturas, pero su auge y cambio de imagen con nuevos complementos como los food truck llevan casi un siglo acompañando a las personas de la periferia de las grandes urbes de Estados Unidos, mientras que en el Reino Unido tuvo sus comienzos dentro de las bases militares durante la Segunda Guerra Mundial tras descubrirse que era más funcional trasladar los alimentos en camiones a los soldados que crear infraestructura en las zonas donde estaban desplazados.

Lo cierto, es que el street food es una tendencia que se empieza a abrir paso en nuestro país como una verdadera revolución gastronómica. El movimiento street food ha empezado a arrasar en ciudades como Madrid, Valencia y ahora en Barcelona, cautivando a los círculos más foodies de la sociedad y a los amantes de la comida que seducidos siguen sus pasos a través de páginas webs, cuentas de twitter, instagram y facebook de los creadores de la otra cara de la cocina.

El slogan del street food es profesionalizar la comida callejera y cautivar al Come Calles con ingredientes frescos y de calidad a través de recetas simples y cocinadas al momento frente a ti y a pie de calle.

Este movimiento nómada se detiene los fines de semana en ferias, festivales gastronómicos y encuentros culturales, en un ambiente donde no falta el humo de la leña, los colores y diseños de los food truck, la decoración vintage y la gran variedad de comidas regionales e internacionales.

El street food empieza a aterrizar con fuerza en un país en el que  a su gente le encanta vivir en la calle y disfrutar de viajes gastronómicos sin tener que sentarse frente a la mesa o salir de la ciudad.